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Abr 28, 2025 | REVISTA

✦ El nuevo paradigma energético: transformación, innovación y competitividad para un mundo sostenible

Jon Macias

Edison Next Spain

Cada vez es más necesario que, como sociedad y como individuos, empecemos a reflexionar cuanto antes sobre la necesidad de adoptar un modelo energético más eficiente y sostenible que optimice el uso de los recursos como parte de un proceso gradual y estratégico de cambio.

Para ello, podríamos empezar haciéndonos la siguiente pregunta: ¿De qué manera podemos adoptar un modelo energético más eficiente y sostenible que impulse la competitividad y reduzca nuestra dependencia de los combustibles fósiles? A partir de esta interrogante, surge otra cuestión: ¿Hasta qué punto la innovación en energías renovables y en soluciones de eficiencia energética está impulsando el desarrollo económico y social, y configurando el futuro del sector energético?

La evolución del panorama energético ha estado marcada en los últimos años por un creciente interés en tecnologías que permitan reducir la dependencia de combustibles fósiles y mitigar el impacto ambiental. Las energías renovables, que abarcan desde la energía solar y eólica hasta la hidráulica y la geotérmica, se han posicionado como pilares fundamentales para esta transformación. Su capacidad para generar electricidad sin emitir gases de efecto invernadero las convierte en la opción preferente para impulsar una descarbonización progresiva. En paralelo, el incremento de la eficiencia energética en sectores clave, tanto en la industria como en el ámbito público, se traduce en una reducción del consumo y, en consecuencia, en menores emisiones de CO₂, lo que también beneficia directamente tanto a la economía como al medio ambiente.

Uno de los aspectos más interesantes de esta transición está siendo el auge del autoconsumo renovable. La instalación de sistemas fotovoltaicos en edificios y centros industriales les está permitiendo a las empresas generar su propia electricidad, disminuyendo su dependencia de la red eléctrica y reduciendo notablemente su factura energética. Además, cada vez más empresas se están aprovechando de otras tecnologías, como la biomasa y la trigeneración, para completar esta apuesta, empleando nuevas alternativas que, por ejemplo, les permiten aprovechar residuos orgánicos para generar calor, electricidad y frío de manera simultánea. Estas soluciones no solo están promoviendo la sostenibilidad ambiental, sino que también están abriendo nuevas oportunidades de negocio, especialmente en sectores con un alto consumo térmico y eléctrico.

En paralelo, la eficiencia en la gestión energética de edificios se está convirtiendo en un elemento crucial para optimizar el consumo. Herramientas como los sistemas de gestión de edificios, o Building Management Systems (BMS), permiten monitorizar en tiempo real el consumo de recursos y ajustar parámetros como la climatización, iluminación y ventilación, de forma que se evite el despilfarro y se garantice el máximo confort. Esta tecnología está siendo especialmente valiosa en el sector terciario, donde la optimización del consumo se traduce rápidamente en ahorros económicos y en una mayor sostenibilidad operativa.

Otro mecanismo que está impulsando la sostenibilidad al conseguir acelerar la inversión es el sistema de Certificados de Ahorro Energético (CAEs). Este sistema permite a las empresas traducir sus ahorros energéticos en beneficios económicos directos, incentivando así la adopción de prácticas de eficiencia. Al convertirse en un instrumento para monetizar la reducción del consumo, los CAEs llevan un año demostrando ser una herramienta muy eficaz a la hora de mejorar la rentabilidad de los proyectos de eficiencia, al permitir a las organizaciones recuperar parte de la inversión destinada a la implementación de estos proyectos. Iniciativas como esta no solo consiguen fortalecer la competitividad empresarial, sino que también están ayudando a fomentar una cultura de responsabilidad y gestión sostenible de los recursos.

A nivel global, los datos indican un creciente compromiso por parte de gobiernos, empresas y ciudadanos para avanzar hacia un modelo energético basado en fuentes limpias y renovables. La experiencia de países líderes en energías renovables está demostrando al resto que la inversión en tecnologías limpias no solo ha contribuido a la reducción de sus emisiones, sino que también ha generado empleo, estimulado la innovación y mejorado la calidad de vida de sus ciudadanos. En este sentido, la colaboración entre actores públicos y privados resulta esencial para crear sinergias que potencien el desarrollo de soluciones integradas y escalables.

Desde mi experiencia durante estos últimos años, he observado que el verdadero desafío no radica únicamente en incrementar la producción de energía renovable, sino en lograr que esta energía se utilice de manera eficiente y se integre de forma coherente en los diferentes sectores económicos. Es crucial que la transición energética se convierta en una prioridad compartida, en la que la mejora en la eficiencia operativa vaya de la mano con la innovación en energías limpias. Solo así podremos alcanzar un equilibrio que nos permita reducir la dependencia de combustibles fósiles y, al mismo tiempo, impulsar un crecimiento económico sostenible.

En el corto plazo, se vislumbran oportunidades muy prometedoras en la optimización del consumo energético, especialmente en sectores donde la digitalización permite un ajuste dinámico y una monitorización precisa de los recursos. Las soluciones de gestión inteligente, los sistemas de iluminación LED y las bombas de calor están revolucionando el consumo en edificios e industrias, pero también en las calles de nuestras ciudades.

A medio plazo, la apuesta por la economía circular es, desde mi punto de vista, una estrategia necesaria para continuar avanzando en la descarbonización. La captura de carbono, la gestión y tratamiento de aguas residuales, así como la transformación de residuos en biomasa, son áreas que tienen un potencial enorme para generar nuevos modelos de negocio sostenibles. Además, el desarrollo de Smart Cities que integren todas estas soluciones en la planificación urbana nos va a permitir crear entornos y urbes más resilientes y eficientes, donde la generación y consumo de energía se optimice de forma integral.

La visión de un futuro energético sostenible y competitivo debería fundamentarse en la apuesta por estas tecnologías y en la adopción de un enfoque holístico que abarque tanto la generación de energía renovable como la optimización de su consumo. Es imprescindible que todos los actores (gobiernos, empresas y ciudadanos) colaboremos estrechamente para crear soluciones que fomenten una cultura de eficiencia y responsabilidad ambiental.

En definitiva, la transición hacia un modelo energético más limpio es una tarea compleja que, necesariamente va a requerir de inversión, un compromiso decidido y la implementación de soluciones tecnológicas avanzadas. A pesar de los desafíos, las oportunidades son enormes, y la clave está en integrar la innovación, la eficiencia y la sostenibilidad en una estrategia coherente y compartida.

No deberíamos pensar en la transformación del sector energético como una meta aislada, sino, más bien, como un camino que nos impulsa a repensar la manera en que gestionamos nuestros recursos y a abrazar un modelo de desarrollo sostenible. Esta visión no solo mejorará la competitividad, sino que también nos garantizará un futuro en el que la producción y consumo de energía se hagan de manera responsable, reduciendo la dependencia de recursos finitos y abriendo la puerta a un mejor.

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