En estos momentos, una transformación profunda y transversal de una organización implica repensar el modelo de negocio teniendo en cuenta cómo nos relacionamos ahora con los grupos de interés: clientes, empleados, proveedores, inversores, accionistas, etc. De la misma manera que hay que revisar a fondo cómo ha ido cambiando la regulación, o las herramientas de trabajo.

Deben abordarse además cambios culturales para lograr una adaptación a los nuevos tiempos. La diversidad, la disrupción, la inclusión y la tecnología están más presentes que nunca en la sociedad que nos rodea. Un entorno complejo e incierto en el que la gestión se hace más complicada y en el que es más que útil contar con un modelo como el de la EFQM.

Una metodología que tiene en consideración las tendencias clave de futuro; que incluye las áreas y actividades más relevantes y atiende a todos los grupos de interés; y que pone sobre la balanza las formas en las que se interrelacionan en el ecosistema en el que se mueve la organización.

Se trata de un marco de gestión flexible que ayuda a las empresas a replantearse sus estrategias de trabajo a corto, medio y largo plazo y que ofrece una metodología eficaz para abordar esa transformación tan necesaria. Se caracteriza por:

  • Impulsar la innovación que ayuda a incrementar el valor y los niveles de rendimiento
  • Orientar hacia el futuro para impulsar la sostenibilidad económica
  • Ayudar a medir el punto exacto en el que se encuentra la organización en su camino para crear valor sostenible y diferencial.
  • Identificar brechas en la gestión y posibles soluciones, contribuyendo al progreso y a la mejora de cualquier empresa.
  • Conocer y cuidar el ecosistema en el que se opera, considerando sus necesidades y expectativas. Y también a los grupos de interés que lo componen, teniendo en cuenta condiciones económicas, ambientales y sociales.
  • Identificar de forma eficaz y eficiente las oportunidades y amenazas de la organización y del entorno que la rodea. El objetivo es lograr un win win y promover una cooperación que beneficie a todos los agentes del ecosistema para que ninguno se quede atrás.
  • Proponer un estilo de liderazgo diferente, menos jerarquizado, con más énfasis en la colaboración, que facilite la agilidad de los procesos, la toma de decisiones y la ejecución.
  • Promover la diversidad y la inclusión social.
  • Alinearse con los ODS, contribuyendo a la sostenibilidad social de la organización.
  • Facilitar la gestión del día a día al mismo tiempo que se plantean acciones transformadoras e innovadoras.
  • Centrarse en las personas, en la cultura y en los valores, promoviendo organizaciones cada vez más planas, con menos niveles, que buscan una unión en torno al propósito, a la visión y a la estrategia. Y también el desarrollo del talento de las personas a través de la creatividad y la innovación.
  • Todo ello sin perder de vista la generación de clientes a los que proporcionar valor con eficacia y eficiencia.