“Jugar es la forma más elevada de la investigación”, dijo Albert Einstein, y razones no le faltaban. El juego es sinónimo de explorar, aprender, desarrollar nuevas habilidades y conectar con los otros. Al igual que comer o dormir son actividades vitales, el juego también se vuelve una necesidad para el desarrollo personal. Pero, ¿qué ocurre cuando las condiciones de vida son tan duras que algo tan indispensable se convierte en inaccesible? Esta es la pregunta a la que la compañía social One World Play Project quiso dar respuesta.

Con el objetivo de apostar por el juego como motor del cambio social, One World Play Project ha conseguido llevar balones de fútbol a las condiciones de juego más duras del mundo a través de una línea de productos de juego ultra resistentes. “El juego está en nuestro ADN, es una necesidad tan importante como la comida, la medicina y el refugio. Es una parte intrínseca de nuestras vidas, sin importar la geografía o la cultura, y a través del juego nos convertimos en individuos más fuertes, construimos mejores comunidades y creamos un futuro más positivo”, comenta Lisa Tarver, Fundadora y Directora de impacto de One World Play Project.

La idea detrás del proyecto es hacer el juego accesible a toda la comunidad e impulsar distintos programas para lograr el mayor impacto en las comunidades más necesitadas del mundo, desde el empoderamiento de la mujer hasta la mejora de las condiciones de vida de los refugiados: “Buscamos convertir el mundo en un campo de juego para mejorar las condiciones de vida de los más desfavorecidos. Creemos que todos deben tener la oportunidad de jugar, independientemente de su género, raza o afiliación política o religiosa. Por eso nos asociamos con cientos de organizaciones sin fines de lucro, organizaciones comunitarias y agencias de todo el mundo para regalar balones de fútbol”, asegura Tarver

Un balón ultra resistente

Los balones One World Futbol, diseñadas con el objetivo de aguantar en terrenos de juego adversos y pervivir en el tiempo, son el producto estrella de la compañía. Están hechas de espuma de poliestireno, un material no tóxico y de textura suave que garantiza su uso sobre cualquier terreno y que nunca se desinfla. “Partiendo de la idea de que el fútbol es algo universal, diseñamos un producto para que cualquier niño o niña del planeta pudiera acceder a ello. Asegurarnos de que los balones sean un recurso compartido para que todos lo usen”, afirma Lisa Tarver.

Si bien los balones ultra resistentes son una solución para niños que viven en condiciones duras donde los balones de fútbol estándar no duran mucho, One World Play Projet se dio cuenta de lo transformador y poderoso que es el juego para todos. Por eso actualmente tienen disponibles sus productos para que cualquier persona pueda hacerse con uno de ellos. Con la compra de un balón se invierte un porcentaje para llevar producto a las áreas más desfavorecidas. También están disponibles distintos formatos de patrocinios, donaciones monetarias y recursos de juego que hace la propia compañía a las organizaciones que trabajan con los jóvenes en comunidades desfavorecidas en todo el mundo.

A día de hoy, más de 60 millones de jóvenes de 185 países diferentes juegan y disfrutan de los productos ultra duraderos.