Nuestra capacidad para enfrentar el desafío climático y promover una relación más justa hacia los demás, incluidos los animales, exige reordenar en profundidad las representaciones que tenemos de nuestro lugar (y rol) como humanos en la naturaleza. Tomarnos en serio nuestra vulnerabilidad y nuestra dependencia respecto a los ecosistemas nos hace comprender que, en la Tierra, vivir es siempre convivir.
Así, la ecología es indisociable de la causa animal y del respeto por las personas más vulnerables, y la conciencia del vínculo que nos une a los otros seres vivos nos mueve a reparar el mundo.
Una obra pragmática y controvertida que contribuye a la reflexión ética, política y filosófica.