En una conversación con amigos, Mohsen Rahmanikivi se quedó entre sorprendido y escandalizado al saber que los restaurantes tienen que pagar entre un 30 % y un 40 % de comisión a los servicios de entrega de comida a domicilio. De hecho, según datos que maneja el propio investigador, las empresas del sector facturaron 5.300 millones de euros el año pasado en España gracias a estas comisiones. Inmediatamente, se le ocurrió que, si este servicio lo hiciera un robot, el coste disminuiría de manera importante. Así es como se gestó el proyecto ADR, un robot autónomo para el reparto de último kilómetro –harían entre 2 y 5 km– de comida y alimentos. “El robot es autónomo y se conduce solo, tiene forma de cubo y cuatro ruedas. Puede transportar una carga de hasta quince kilos y se desplaza de un lugar a otro gracias a un sistema formado por sensores, cámaras y GPS que le permiten detectar obstáculos y avanzar”, explica Rahmanikivi, que es el cerebro y el líder del proyecto.

Este ingeniero es estudiante del programa de doctorado de Tecnologías de la Información y de Redes y miembro del grupo de investigación K-ryptography and Information Security for Open Networks (KISON) del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). El proyecto, finalista del programa de emprendimiento SpinUOC 2023 –impulsado por la plataforma Hubbik–, está en una fase avanzada, y Rahmanikivi prevé poderlo lanzar al mercado dentro de un año aproximadamente. También forman parte del núcleo del proyecto el investigador del grupo Complex Systems (CoSIN3), Davoud Omarzadeh, especialista en redes complejas, GIS y navegación, y Hassan Hayat, investigador del grupo Artificial Intelligence for Human Well-being (AIWELL) –adscrito al eHealth Center y a los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación–  y experto en inteligencia artificial, machine learning y visión por computador.

El prototipo está prácticamente acabado en la parte mecánica y eléctrica, y el equipo está ahora trabajando en el software. “El próximo paso estratégico será fundar una empresa para entrar en el mercado. Necesitamos inversores que aporten unos 200.000 euros para poder financiar la tecnología de una primera flota de diez robots”, dice Rahmanikivi, que asegura que el ADR podría obtener ingresos ya con el lanzamiento de los primeros robots y que se podría conseguir un crecimiento bastante rápido, dado que la suya “es una solución fácil de escalar”. Si tenemos en cuenta que en España hay un mercado potencial de 10 millones de personas que piden comida a domicilio, la oportunidad de negocio se ve clara. Estos robots vehículo serían autónomos y se cargarían al final del día en las estaciones de carga eléctrica de las ciudades.

A pesar de que pueda parecer un proyecto sencillo, las soluciones robóticas necesitan utilizar tecnología de última generación en inteligencia artificial, visión por computador y navegación. “Esto implica contar con un equipo multidisciplinario con perfiles profesionales diferentes, que no es fácil de encontrar ni de coordinar”, según el doctorando del IN3.

 

Menos costes, menos accidentes entre los repartidores

Además de la disminución de los costes de distribución para los establecimientos de la hostelería, Rahmanikivi afirma que su proyecto puede aportar otros beneficios, como por ejemplo reducir los accidentes en la vía pública que tienen los repartidores (en España hay cerca de 11.000 personas que se dedican a esta actividad). El trabajo de repartidor a domicilio está en la lista de las diez profesiones que tienen más accidentes de trabajo.

A la pregunta de si puede haber algún tipo de conflicto con la interacción entre los ADR y los peatones, el ingeniero cree que “a la gente le encantarán los robots, tal como les encantan sus mascotas. Por eso pensamos que para la mayoría de las personas no representarán ningún problema. Nos preocupan, en cambio, cosas como que nos los puedan robar o que se accidenten con algunos vehículos”.

ADR es un nuevo ejemplo sobre los beneficios de la robotización y la inteligencia artificial en nuestra vida. Nos ahorran llevar a cabo tareas que siempre se habían hecho manualmente, y a menudo las máquinas lo hacen de manera óptima y más eficiente. Ahora bien, también genera polémica el hecho de que un gran número de profesionales de una multitud de sectores se quedarán sin trabajo. “Cuando se inventaron las máquinas de vapor y la electricidad, muchos puestos de trabajo desaparecieron, pero, a cambio, surgieron numerosas oportunidades laborales. Todo ello hizo que las personas ganáramos más y trabajáramos menos, y ahora tenemos una mejor calidad de vida. Es cierto que la inteligencia artificial eliminará algunos puestos de trabajo, pero, a la vez, hará que tengamos más calidad de vida y se generarán nuevas oportunidades laborales”, asegura el ingeniero de la UOC.

La entrega de pedidos de restaurante a domicilio no será la única aplicación que tendrán los robots creados por Rahmanikivi. Podrán utilizarse también para transportar mercancías a lugares como hospitales, campus universitarios, almacenes, grandes empresas y, en general, emplazamientos de grandes dimensiones.

El equipo prevé generar ingresos tanto por el alquiler del robot por parte de empresas como realizando directamente el transporte de mercancías e, incluso, ofreciéndose como espacio publicitario.

 

Este proyecto se enmarca dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU 8 (Trabajo decente y crecimiento económico), 9 (Industria, innovación e infraestructuras) y 11 (Ciudades y comunidades sostenibles).