Explicar el comportamiento de los seres humanos, mejorar las infraestructuras urbanas o el control de las epidemias son algunos de los retos sociales y económicos que aborda la investigación en el ámbito de los sistemas complejos. Se trata de un ámbito científico que usa herramientas de la física estadística y nuevas tecnologías computacionales para analizar y sacar partido de las grandes cantidades de datos generados en los últimos veinte años a causa de la interacción humana digital y el incremento de la sensorización de las actividades humanas. Ante este desafío mayúsculo, se ha puesto en marcha la Red Temática SocioComplex III, financiada por el Ministerio de Ciencia e Innovación, con el objetivo de fomentar sinergias y colaboraciones científicas, así como la formación de investigadores jóvenes. Javier Borge-Holthoefer, investigador líder del grupo Complex Systems (CoSIN3), del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), lidera esta iniciativa que reúne a los principales grupos de investigación en este ámbito, repartidos por trece centros de investigación y universidades de toda España.

“La ciencia de la complejidad tiene una posición privilegiada para proporcionar un enfoque disruptivo e innovador a los retos sociales. Los enfoques científicos de disciplinas como la economía, la ciencia política, la lingüística, el urbanismo o las ciencias sociales han estado tradicionalmente limitados por la información disponible y por prácticas sin apenas ninguna conexión con otras de otras disciplinas. Integrando la ciencia de la complejidad —utilizada para caracterizar sistemas con muchas partes que interactúan entre ellas de múltiples maneras— junto con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y las ciencias sociales, creemos que es posible provocar un cambio de paradigma y facilitar una coevolución de las TIC y la sociedad”, explica Javier Borge-Holthoefer.

 

Análisis de datos de la pandemia

Un ejemplo reciente de la relevancia de la investigación en este ámbito es la experiencia reciente con la pandemia, donde las ciencias de la complejidad han jugado un papel clave, especialmente a la hora de dar sentido a grandes cantidades de información no estructurada. “Mientras los investigadores biomédicos buscaban regímenes de tratamiento efectivos y una vacuna con éxito, la comunidad de sistemas complejos desplegó rápidamente las herramientas analíticas más avanzadas para modelar la dinámica de transmisión de la enfermedad. De este modo, los profesionales de los sistemas complejos desarrollaron modelos con derivaciones analíticas útiles que, puestos a trabajar con datos empíricos, permitieron hacer predicciones”, recuerda Javier Borge-Holthoefer.

En este contexto, para el investigador de la UOC, esta red permite “plantar nuevas semillas para impulsar la investigación en este ámbito y poner en marcha colaboraciones en común, un trabajo de fondo que, aunque no tiene los resultados garantizados, facilita la creación de oportunidades de investigación”, sostiene.

Además de la UOC, los grupos de investigación que forman parte de SocioComplex III pertenecen a la Universidad Politécnica de Madrid, la Universidad de Barcelona (UB), la Universidad Carlos III de Madrid, el Instituto de Física Interdisciplinario y Sistemas Complejos (IFISC-CSIC-Universidad de las Islas Baleares), la Universidad de Burgos (UBU), la Universidad Rovira i Virgili, la Universidad de Valencia, IMDEA Networks, la Universidad de Zaragoza, la Universidad de Cantabria, IFCA-CSIC y la Universidad de Alcalá de Henares.

 

Más de una década de colaboración científica

Esta red es el resultado de una sólida trayectoria investigadora en diferentes grupos de investigación que se ha ido consolidando en los últimos años. De hecho, las colaboraciones entre algunos miembros de SocioComplex III surgieron hace más de una década, y la voluntad de consolidar esta colaboración dio lugar a la primera red SocioComplex (2015-2017), coordinada por Josep Perelló (UB), y la SocioComplex II (2020-2022), coordinada por Rosa Benito (UPM). “Todos estos esfuerzos han creado una comunidad cohesionada con una clara presencia internacional y un fuerte impacto científico. Los miembros de las redes SocioComplex ya tienen una trayectoria larga y exitosa y abordan aspectos como la cooperación humana, el riesgo en los mercados financieros, las epidemias o la infraestructura urbana”, destaca el coordinador de la red.

En este sentido, la red está organizada en tres ámbitos temáticos: sistemas sociales, liderado por Juan Carlos Losada (UPM), ciencia urbana, liderado por José J. Ramasco (IFISC) y economía y finanzas, liderado por Luis Izquierdo (UBU).

 

Una red inter y transdisciplinaria

Una de las fortalezas principales de SocioComplex III es la mezcla heterogénea de investigadores provenientes de diferentes disciplinas como, por ejemplo, la física, la ingeniería, la economía o las ciencias sociales. Sin embargo, una de las características de la iniciativa es el fomento de colaboraciones inter y transdisciplinarias, que “no se limitan a reunir a científicos de diferentes ámbitos, sino que tratan de abordar un tema determinado desde diferentes disciplinas para definir las estrategias que se utilizarán para trabajar de manera cooperativa, y así obtener un producto final que sea más que la suma de las contribuciones individuales de cada investigador participante”, añade el investigador de la UOC.

 

Atraer nuevos talentos

Uno de los objetivos esenciales de SocioComplex III es la atracción de nuevos talentos que se puedan formar en sistemas complejos y que se integren en los grupos de investigación que participan en la red. Por lo tanto, una de las líneas estratégicas es la organización de cursos, incluyendo una escuela de verano con lecciones magistrales de algunos de los investigadores internacionales de referencia en este ámbito, con el fin de que los jóvenes investigadores se puedan iniciar en el trabajo interdisciplinario característico de este ámbito. “La idea es conseguir que la gente joven acceda a los trabajos, a la filosofía y la orientación de esta investigación aplicada a temas sociales en el ámbito de los sistemas complejos”, apunta Javier Borge-Holthoefer.