Cuando alguien dice “interfaz” todos pensamos en una pantalla interactiva, un teclado o un joystick. Esa es la “interfaz de usuario”, el lugar donde los seres humanos interactuamos con los dispositivos digitales. Si ampliamos esta idea –la interfaz como el lugar de la interacción– no tardaremos en descubrir un mundo de relaciones, hibridaciones, competencias y cooperaciones que marca el ritmo de la evolución del gran sistema tecnológico.
Las leyes de la interfaz propone una exploración de ese universo a partir de diez principios que nos ayudan a comprender, de manera sencilla y con muchos ejemplos –desde la máquina de vapor hasta el Macintosh, pasando por los cuchillos, las gafas o los aviones– la complejidad de la red sociotécnica que nos rodea.
Las leyes de la interfaz lleva la idea de “interfaz” mucho más allá de lo digital y la convierte en un concepto fundamental no solo para entender sino también para transformar nuestro entorno. Desde la escuela hasta los partidos políticos o las universidades son interfaces que están en crisis y deben ser urgentemente rediseñadas.