La dicotomía entre sanidad pública y sanidad privada se erige en una cuestión central desde hace ya muchos años en nuestro país. Ambas conviven en sintonía a pesar de las posiciones encontradas que suscitan a distintos niveles, especialmente en el político e ideológico.
Esta cuestión también encuentra su reflejo en lo jurídico y en el ámbito laboral, pues la salud en el trabajo de quienes prestan servicios tanto por cuenta ajena como propia provoca una serie de interacciones entre el campo público y empresarial de la salud susceptible de generar no pocos problemas y desajustes entre ambas. En un contexto de crisis del estado de bienestar la salud laboral puede contribuir significativamente a su sostenibilidad, ayudando a facilitar el desarrollo de un trabajo decente y saludable a lo largo de la vida laboral de los trabajadores, objetivo para el cual se debe afrontar el reto de la promoción de la salud, la prevención y la asistencia de lesiones, enfermedades y, sobre todo, incapacidades, basándose en una mejor coordinación de los servicios de prevención, las mutuas colaboradoras con la Seguridad Social y el Sistema Público de Salud, así como potenciando el liderazgo en Prevención de las empresas y la participación activa de los trabajadores.