No ha habido tregua para la economía ni para el sector empresarial. Las probabilidades de que las empresas tengan que afrontar algún tipo de situación crítica se están elevando. Son muchos los frentes que pueden amenazar a una compañía: desde conflictos laborales a brechas de ciberseguridad, pasando por los derivados de asuntos legales o medioambientales. Pero todos tienen un denominador común: son crisis que atacan directamente a la reputación, con el potencial de generar graves daños a la imagen y a la confianza de la firma y de sus directivos.

Sobre todo ello conversamos con Yago de la Cierva, director de Comunicación de Crisis en PROA Comunicación, profesor en IESE Business School y autor del libro ‘Empresas líderes a través de tormentas y crisis: principios y mejores prácticas en prevención de conflictos, gestión de crisis y comunicación’ (2018).

Para el experto, es posible recuperarse después de una crisis, incluso si ha afectado directamente a un tomador de decisiones: “La vida profesional no se acaba después de una crisis, aunque salgamos de la empresa, si hemos hecho lo que debíamos hacer en ese momento. Por eso, la formación y el entrenamiento ante las crisis es una buenísima inversión de tiempo para los directivos de cualquier organización”.

De la Cierva advierte que para una compañía “la única gestión de crisis eficaz es la prevención: lo demás es pura gestión de daños. Prevenir es siempre mejor que curar. Lo que pasa es que no basta saberlo, hay que implementarlo. Prevenimos con un análisis de riesgos bien hecho, que conduzca a medidas de eliminación o minimización de riesgos, de transferencia de riesgos y de preparación de crisis: un plan y formación interna”.

Por ello, define el trabajo de una consultora especializada en gestión de comunicación de crisis como la manera de “ayudar a las empresas a que piensen en el largo plazo y den con soluciones que aseguren el futuro de la empresa. A veces no son las más baratas, sino las que ayudan a recobrar la confianza, que es el tesoro que se dilapida en una crisis mal gestionada. Contribuimos a recordar a la empresa que los atajos son quizá buenos hoy y malísimos mañana”.